viernes, 13 de junio de 2014

T-R-A-I-A-N

¿No es raro que ese sea su nombre? T-R-A-I-A-N. Jamás pensé que se fuese a llamar así. Es decir, ahora mismo es una de las cosas más firmes que tengo en mi vida. 
Cuando mis padres se separaron, parecía que la única seguridad que tenía, lo único completamente estable en mi vida fuera a desaparecer. Mi padre se quedó en Galicia, con su eterna filosofía de la vida y sin salir mucho de casa; y mi madre rehizo su vida con Fer, quien no se parece en absoluto a mi padre. Y ahí estaba yo, viviendo en la nueva vida de mi madre, una vida en la que me sentía fuera de lugar, ya que yo era parte de aquella vida que mi madre tanto deseaba olvidar. ¿Y qué otra opción me quedaba? Si me marchaba con mi padre, tampoco es que aquello fuese a mejorar, ya que tengo la impresión de que, desde que se separó de mi madre, no le gustan demasiado los seres humanos. Así que dejé el tiempo pasar, y acepté que los viernes mi madre no me prestaría la menor atención, ya que iba con Fer al gimnasio; que cuando se acercaba la navidad no podría pedir simplemente dinero, ya que a mi "nueva madre" le parecía muy soso; y que probablemente jamás entendería aquel amor repentino que le entraba de vez en cuando por la pintura, los cactus, el bricolaje o, incluso, a una asociación en contra del abandono de mascotas, y de la que tenía reuniones constantemente en el salón.
Y entonces llegué aquí, y le conocí a el. 
Y creo que ya tengo algo a lo que aferrarme, porque sé que el me cuidará.
Y espero que él me deje cuidarle también.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario