viernes, 13 de junio de 2014

T-R-A-I-A-N

¿No es raro que ese sea su nombre? T-R-A-I-A-N. Jamás pensé que se fuese a llamar así. Es decir, ahora mismo es una de las cosas más firmes que tengo en mi vida. 
Cuando mis padres se separaron, parecía que la única seguridad que tenía, lo único completamente estable en mi vida fuera a desaparecer. Mi padre se quedó en Galicia, con su eterna filosofía de la vida y sin salir mucho de casa; y mi madre rehizo su vida con Fer, quien no se parece en absoluto a mi padre. Y ahí estaba yo, viviendo en la nueva vida de mi madre, una vida en la que me sentía fuera de lugar, ya que yo era parte de aquella vida que mi madre tanto deseaba olvidar. ¿Y qué otra opción me quedaba? Si me marchaba con mi padre, tampoco es que aquello fuese a mejorar, ya que tengo la impresión de que, desde que se separó de mi madre, no le gustan demasiado los seres humanos. Así que dejé el tiempo pasar, y acepté que los viernes mi madre no me prestaría la menor atención, ya que iba con Fer al gimnasio; que cuando se acercaba la navidad no podría pedir simplemente dinero, ya que a mi "nueva madre" le parecía muy soso; y que probablemente jamás entendería aquel amor repentino que le entraba de vez en cuando por la pintura, los cactus, el bricolaje o, incluso, a una asociación en contra del abandono de mascotas, y de la que tenía reuniones constantemente en el salón.
Y entonces llegué aquí, y le conocí a el. 
Y creo que ya tengo algo a lo que aferrarme, porque sé que el me cuidará.
Y espero que él me deje cuidarle también.  

domingo, 8 de junio de 2014

Simplemente, feliz.

¡Hola a todos! Por fin he vuelto. La vida es maravillosa. Me he dado cuenta de ello estos días. Ya he acabado todos los exámenes, y además de aprobar, he sacado buenas notas. Todo lo que estudie ha servido para algo. Ahora me dedico todo el día a estar con Traian, solo paro en casa para dormir. Nunca hubiese pensado que me lo podía pasar tan bien en Bran. El tiempo pasa super rápido cuento estoy con él. Siempre me pregunta por como estoy, me ofrece ayuda, me lleva a sitios fantásticos... Creo que es el primer chico que se preocupa de esa manera por mí. Me da la sensación de que me escucha, de que realmente le importa lo que pienso. También me encantan las tardes en las que me habla sobre su infancia en ese castillo tan grande, siempre correteando por los jardines. Es muy difícil no quedarte embobada cuando te habla. De hecho creo que ya me ha pillado tres o cuatro veces.

No puedo dejar de hablar de él. Creo que Helena estará cansada ya. Por fin entiendo lo que es tener a alguien en la cabeza y no poder pensar en otra cosa. Traian es perfecto, y por si fuera poco, parece que yo también le importo. No quiero volver a España, definitivamente. Me lo pienso llevar, aunque sea en la maleta. Ahora que lo he descubierto no puedo dejarlo escapar. Necesito convencerlo para que venga conmigo.

sábado, 24 de mayo de 2014

Días maravillosos.

¡Buenas noches a todos!
Ayer tuve por fin mi primer examen. Fue sobre la historia de Rumanía, y aunque el tema me lo sabía, me costó bastante pasarlo todo al inglés en 75 minutos que nos daban. Pero bueno, salí contenta.
Para celebrar mi primer examen, hoy Traian me ha invitado a hacer un picnic en el jardín de su casa. Estaba muy nerviosa, pero ahora que estoy tumbada en la hamaca de Dorin, creo que ha sido un día genial. Os cuento:
Fui sobre la una (aquí comen temprano) y tuve que esperar un rato a que me abrieran la puerta del enorme castillo. Cuando ya pensaba irme, salió Traian con una camiseta azul. Nunca lo había visto tan informal. Me dio dos besos en la mejilla y me dijo que lo siguiera. Yo, aparte de mirarle, no podía dejar de hacerle fotos al jardín del castillo. Era precioso, enormes árboles adornaban el camino, y al final, había un pequeño claro con un laguito. Traian extendió una manta de cuadros escoceses y se sentó. Cuando por fin dejé de hacer fotos al paisaje, me senté con él. Acto seguido sacó unas pequeñas fiambreras con fresas y una ensalada. La comida fue bastante agradable, me contó anécdotas de su infancia y me reí mucho. Decía que cuando se enfadaba, salía corriendo y se metía en el lago a nadar. Yo creí que me estaba mintiendo, es decir, un niño de 7 años que se pone a nadar en octubre en Rumanía, muere del resfriado. Pero cuando me prometió que no me estaba mintiendo, me lo tuve que creer.
Al final hemos quedado en que la semana que viene vamos a ir a nadar juntos. Tengo muchas ganas de ir, la verdad. Mi madre dice que estoy aprovechando bien el viaje desde que me peleé con Gabriel, y creo que tiene razón.
Aquí os dejo algunas fotos del paisaje. Până la o altă zi!





jueves, 15 de mayo de 2014

¡A por la séptima taza de café!

Antes de contaros nada, buenas noches queridos lectores. 

Hoy ha sido uno de esos días que merecen ser contados. Al salir de la Universidad, Traian ha aparecido y me ha invitado a comer en un restaurante muy bonito. Nos hemos sentado en una terraza llena de flores y ha sido muy... romántico. 
Veréis, nunca he salido con ningún chico, a pesar de que ya soy mayorcita. He tenido amigos, eso sí, tampoco muchos, pero nada en serio. Siempre he pensado que es que no estoy hecha para mantener una relación en serio, quizá sea porque pido demasiado de un chico, no lo sé. No me gustan esas relaciones tontas que duran dos semanas como mucho, porque me parecen un desperdicio de tiempo y solo traen disgustos y gastos en botes de helado.
Pero hoy... bueno, a ver, tampoco es que me haya propuesto matrimonio, pero me ha dicho que ha tenido mucha suerte de encontrarse conmigo. Dice que le entiendo. Y yo... yo creo que él me entiende. 

Después de comer hemos ido a mi casa para estudiar un poco más (creo que esta cantidad de exámenes no es buena para la salud, llevo ya seis cafés...), y en vez de estudiar hemos acabado hablando de nuestras vidas. Bueno, yo sabía algo de la vida de Traian, pero hoy me he enterado de más cosas (lo que es un logro, porque a veces se lía a decir nombres de sitios y de personas en rumano como un poseso):
La familia de Traian heredó el castillo de sus antepasados, antiguos reyes rumanos. Lo hicieron visitable, trabajando ellos como guías del castillo, aunque sin mostrar la parte del castillo en la que viven. Esto me ha sorprendido, porque aunque no sabía exactamente dónde vivía, no me imaginaba que fuese a ser en un castillo. La otra cosa que me ha dicho es que es hijo único, y que sus padres son muy poco permisibles. Me ha perdido perdón por no haber estudiado nunca en su casa, pero es que dice que no puede traer amigos a su casa. Vaya familia más rara. 

Cuando se fue Traian, todo lo interesante de mi día se acabó. He estado estudiando desde entonces. Espero aprobar...

domingo, 11 de mayo de 2014

Entre libro y libro

¡Buenas tardes a todos! Hace bastantes días que no escribo, pero tranquilos, todo tiene una explicación. He descubierto que esta carrera es más difícil de lo que yo pensaba, y he estado varios días encerrada en mi cuarto o en la biblioteca hincando los codos, como se suele decir. Quiero sacar buenas notas en los exámenes y no quedarme atrás, porque esto de que las clases sean en inglés lo pone todo un poco más complicado. A pesar de que he estado bastantes días trabajando, no es lo único que he hecho.

Me ha dado tiempo a conocer y salir con los amigos de Mircea, que por cierto parece ser el chico más maduro y simpático de la casa. Quizá sea porque Gabriel es un experto en mirarte con mala cara y en hacerte sentir culpable. He estado apunto de pedirle perdón cinco veces, pero viendo su actitud se me han quitado las ganas.

También he estado algunos días con Traian. Es muy simpático. E inteligente. Y gracioso. Y divertido. Y buena persona. Y amable. Muy amable. Y por si fuera poco, guapo. Todo esto ha hecho que cada vez me guste más pasar el rato con él. Es adorable ver como intenta traducir las bromas rumanas al inglés literalmente, y la cara que se le queda cuando no lo consigue. Aunque la verdad es que mi inglés tampoco es para tirar cohetes.
Las primeras veces quedamos para estudiar, comprar libros, buscar información en las bibliotecas de otros pueblos y cosas así. Pero últimamente nos pasamos tardes enteras recorriendo el pueblo. Es como si tuvieses un guía personal que te lleva a los sitios perdidos que nunca encontrarías por ti misma. Y la mayoría de esos lugares son preciosos. La verdad es que ahora mismo todo es perfecto. 

domingo, 27 de abril de 2014

Que impacientes son los camareros, oye...

Os escribo desde una hermoso café de Brasov, al lado de la Universidad. He acabado aquí porque la cafetería de Bran a la que suelo ir está cerrada (al parecer, la hija de la dueña se casa, y todo el pueblo ha ido a la boda, menos Gabriel y yo). Tampoco estoy con él, por supuesto, porque ayer tuvimos la "Gran Pelea". Mi ordenador no cogía el wifi de la casa, y, como ni Dorin ni Mircea estaban en casa, pensé que quizás Gabriel me podría ayudar. Está claro que me equivocaba. Entré en su cuarto y le pedí ayuda. 
- Estoy trabajando. No puedo- dijo, sin ni siquiera mirarme a la cara. 
Acto seguido solté el portátil en la cama y comencé a gritarle. Sinceramente, no me acuerdo exactamente de qué fue lo que le dije, pero estoy segura de que no fue demasiado bonito. Pero necesitaba decírselo, y no me arrepiento de haberlo hecho. 
Al principio, cuando llegué a Bran, me alegré muchísimo de tenerle cerca. Me parecía un chico estupendo: guapo, atento, listo y maduro. Pero creo que ahora he descubierto por fin como es: borde, despreocupado y creído. Al principio estábamos tan bien, y míranos ahora...Así que me he llevado el chasco de mi vida, y, después de haberlo soltado todo, me siento un poco vacía. 
¡Ah! ¡Tengo otra cosa que contaros! El "chico misterioso" está en mi clase de Psicología. Se llama Traian, y lo sé porque se ha sentado al lado mía en clase. Habla un ingles un poco raro, pero es simpático, y no le ha importado ponerme al día en las clases. 
Otra cosa que me ha dado un mal sabor de boca ha sido lo que le ha pasado a Helena el viernes: se emborrachó hasta tal punto que acabó tirada en la calle. Por la mañana, una señora la ayudó a levantarse y pudo volver a casa. Ha cortado con su novio, y creo que no ha salido de casa en todo el finde... Me encantaría poder hacer algo más por ella que hablar un cuarto de hora por teléfono...
Así que en resumen, estoy mal por lo de Helena, bastante bien por haber conocido a Traian y rara por haberle dicho a Gabriel todo lo que le he dicho. 
Me he terminado el café hace rato, y el camarero lleva un rato mirándome. Creo que  está esperando a que me vaya de aquí de una vez...

jueves, 24 de abril de 2014

El sarcasmo como medio de vida.

¡Hola a todos! Llevo mucho tiempo sin escribir porque ha sido Pascua y cuando no estaba ayudando a Anastasia a buscar chocolate, estaba viendo las fotos que me enviaba mi madre de pasos. Sí, mi madre es una enamorada de la Semana Santa, todo lo contrario que yo. Pero bueno, ya he ido otra vez a clase y como no puedo salir de casa porque está cayendo una tormenta, he decidido escribir.
La primera parte de las vacaciones estuve muy tranquila, Gabriel se fue a Italia a ver a su familia y yo me concentré en aprender rumano (¡¡¡¡¡¡ya sé decir frases enteras!!!!!!!).
Y cuando llegó, el viernes, va y me dice: dicen mis amigos que eres muy simpática. Y sonríe sarcasticamente.
En ese momento me planteé si me convenía meterme en peleas, y cómo no vi ningún motivo por el que no, contesté: que pena que no se pueda decir lo mismo de don ''soy tan guapo que el resto del mundo está por debajo mía''. Y ahí acabó todo, se me quedó mirando (no sé si los italianos hacen eso del mal de ojo, espero que no) y se fue. Y llevamos días sin hablarnos, pero mejor así, porque tengo tantas cosas que decirle que acabaría llorando y todo.
Pues eso, que hago amigos en Rumanía y enemigos en el resto de Europa, Helena estaría orgullosa de mí.
Mañana tengo clase en el edificio de Psicología, y según he averiguado, es el edificio donde siempre veo a mi amigo. (no sé su nombre todavía, así que al contrario de lo que muchos pensais, SOLO ES UN AMIGO.)
Bueno, me despido, que se acaba de ir la luz y Anastasia quiere que le ayude a hacer algo, no sé exactamente el qué, pero dijo algo de ''În Evul Mediu au făcut ...'' A saber.

lunes, 7 de abril de 2014

Un italiano y un rumano.

¡Hola a todos! He estado un poco ocupada este tiempo. Creo que en esta semana he avanzado más en mi investigación que en todo el tiempo que llevaba aquí en Bran, pero eso os lo contaré en otro momento, porque la verdad es que ahora estoy un poquito cabreada. He descubierto que Gabriel es realmente un idiota, además de bastante convenido y a veces incluso maleducado. En otra situación me hubiese aguantado, porque claro, es el típico chico italiano de anuncio de colonia, que no le habrán llevado la contraria en su vida, está claro que muy humilde no iba a ser el chaval. Pero hoy ha sido la gota que ha colmado el vaso. Estábamos en la universidad y me acerqué a él para pedirle mis apuntes (se los había dejado la noche anterior porque faltó a una de las clases más importantes). Me dirigí a él y no me di cuenta de que estaba con dos amigos (italianos perfectos también) y rodeado de chicas de otras clases. Me miró mal y me dijo descaradamente que me fuese de allí. Pues si que estaba ocupado, oye. Última vez que le dejo nada.
La única cosa positiva de el día ha sido que al volver a la pastelería (los bizcochitos que compré eran toda una delicia), me he encontrado con el chico que vi en la universidad y en el castillo. Estuve apunto de chocarme con él y tirarle el café caliente encima, menos mal que mi equilibrio no me falló. Empezó a hablarme en rumano, y después en inglés, supongo que fue al ver mi cara de "no me estoy enterando de absolutamente nada". Tampoco me habló mucho, me preguntó que si era del pueblo, que por qué estaba aquí y que qué estudiaba, poco más, pero me fui a casa bastante contenta, no sé por qué. 

miércoles, 2 de abril de 2014

Y conseguí un coche...

Al fin he conseguido alquilar un coche. Me ha llevado bastante tiempo, pero por suerte Gabriel me ha ayudado. Ahora hay un Audi blanco aparcado frente a la casa. La verdad es que está bastante bien, y ahora no necesito que Gabriel me lleve, porque era un rollo: no estamos en las mismas clases y tenemos horarios distintos. Él todavía no ha llegado, y en parte me alegro, porque sinceramente no tengo ganas de verle. Hoy por la mañana ni siquiera me ha mirado, y ha pasado de mí el resto de el día. No sé que le pasa, es bipolar: unos días se porta genial y otros me dan ganas de escupirle en la cara. 
Ayer por la tarde hablé con mi madre por Skype. Fer no estaba en casa, así que hablé con más comodidad (no soy muy abierta con Fer). Me ha contado que van a hacer un viaje en Semana Santa a Cádiz. Creo que están aprovechando que no estoy para irse de viaje. En verdad me alegro, porque desde que nací mi madre no ha ido de vacaciones, al contrario que Fer, que siempre está viajando. 
También hablé con Helena por teléfono, y creo que está haciendo de todo menos estudiar. Ya se ha echado novio, oye. 
La verdad es que no tengo mucho más que contar, salvo que he ido a la pastelería y me acabo de comprar esto:
Le voy a preguntar la receta a la pastelera y pasársela a mi madre. Están buenísimos...

lunes, 31 de marzo de 2014

Pepito Grillo.

Ahora mismo estoy sentada en mi cama, luchando contra el sueño. Y cuando digo luchando, me refiero a pegándome pellizcos cada vez que cierro los ojos. Pero quería escribir algo, ya que llevo muchos días sin hacerlo y después se me acumula todo.
El viernes empecé las clases en Brasov. Una parte del Erasmus se basa en que aprendamos como dan las clases en otros países, y la verdad es que es muy interesante. El primer día dieron las clases en rumano así que imaginaros como fue todo. Pero hoy las han dado en inglés y he podido tomar muchos apuntes. Según parece, existen muchos mitos sobre vampiros, y ya no solo sobre ellos, sino también sobre sectas que les imitan. Mmm, interesante.
Gabriel se ha vuelto un poco más normal. El viernes pasó de mí en las clases, pero después de estar todo el fin de semana paseando por el pueblo solo, hoy me ha hablado normal. Se ve que Pepito Grillo le ha ayudado mucho.
nnnnnnnnnnnnnnnnnnn creo que me estoy durmiendo, y el brazo lo tengo dormido, así que ya lo dejo.
Os dejo unas fotos de la Universidad, donde, por cierto, me pareció ver a el chaval del castillo de Bran siguiendome...




jueves, 27 de marzo de 2014

¡Por fin en el castillo!

Gabriel ha estado de lo más raro, y sigo sin saber que he hecho. Y digo 'ha estado' porque el lunes cogió sus cosas y se largó a Brasov. Ha alquilado un piso (bueno, sus padres, porque el no trabaja. Supongo que sus padres son ricos), y va a estar allí hasta el sábado. ¡Ni siquiera sé por qué se ha ido! Solo se despidió con un gesto mientras bajaba las escaleras y dijo: volveré el sábado. ¿No se suponía que éramos amigos? ¿O que nos hablábamos al menos? Dios, creo que necesito algo para relajarme. 
Bueno, la verdad es que desde el domingo han pasado cosas interesantes. 
Ya hay internet en la casa (a Dorin le han subido el sueldo en la tienda), por lo que no tengo que ir más al café. Además, ayer volví a ir al Castillo de Bran, esta vez con guía y sin Mircea y ocurrió un incidente extraño: un chico me estuvo observando. No en plan siniestro (había un montón de gente), sino con curiosidad. Creo que es porque hablo inglés o porque no soy de allí (en todo el grupo solo había dos personas que no hablaban rumano: un polaco y yo). Aquí os dejo algunas fotos del castillo: 


domingo, 23 de marzo de 2014

Una semana de descanso

Esta semana he estado un poco desconectada del mundo. Dorin me ha conseguido arreglar el ordenador, pero hasta hoy ni lo he encendido. He tenido tiempo para ir a la biblioteca del pueblo, y me he llevado prestados varios libros, todos de personajes famosos (aunque no precisamente para bien) de Rumania, como Isabel Báthory o Vlad Tepes, así para tener algo de cultura general. También he estado paseando por Bran y haciéndole fotos a algunas casas típicas interesantes. 



 
Cuando Gabriel volvió de Brasov, me saludó con normalidad, como si no me hubiese dejado plantada, así que en vez de echarle la bronca (un monólogo que había estado repitiendo mentalmente media hora) y montarle el numerito, me callé la boca. La verdad es que no me viene bien enemistarme con la única persona que sabe español de la casa. Me hubiese gustado ir por ahí con Mircea, que es un guía estupendo, pero esta todo el día con sus amigos (vamos, lo normal) y no quiero parecerle una pesada al pobre chaval.También he estado jugando a la pelota con Anastasia, en un campo de volleyball improvisado que hemos hecho en el jardín. Me he tenido que subir a a un árbol e ir trepando hasta arriba para recuperar la pelota, ya que con mis habilidades deportivas, la había embarcado. La niña me miró con esos ojos que tiene, me entró un escalofrío y me encaramé al árbol lo más rápido que pude. La verdad es que no he hecho otra cosa más productiva en estos días, sin contar el hecho de estar en la cama de miércoles a viernes por culpa de los bizcochitos caducados.

martes, 18 de marzo de 2014

¡No compréis enjuague bucal de limón!

Hoy me he levantado pensando en que mi día iba a ser malo, y tengo la sensación de que va a peor. 
El lunes fui con Mircea al Castillo de Bran, y, definitivamente, fue impresionante. No he visto muchos castillos en mi vida, pero creo que este es el mejor: está en lo alto de una colina, todo rodeado de verde, y muy cuidado. Parece mágico, y brilla con la luz. Hemos visto y fotografiado los alrededores pero, cuando íbamos a entrar en una de las salas reformadas del castillo, un joven le dijo a Mircea que no podíamos entrar porque no teníamos guía. Parecía enfadado cuando lo dijo (aunque no entendí nada), y Mircea se enfadó aún más, así que, con el escándalo que montaron entre los dos, apareció más gente y nos dijeron que nos marcháramos. ¡Vaya lío! Mircea me ha prometido ir otra vez con guía, o al menos eso he creído entender. No sé qué clase de inglés le enseñarán en la escuela...
En resumen: no pude sacar nada interesante que añadir a mi tesis, salvo que el castillo era alucinante. 
Como decía, mi día no podía ser más malo. Después de desayunar, he intentado encender el ordenador, pero no sé que le pasa que no se enciende, y lo dejé toda la noche cargando. Dorin dice que lo va a intentar arreglar, aunque no me fío mucho de él. Como no podía trabajar, decidí ir al súper a comprar tonterías. El problema es que no entiendo nada de lo que pone en los paquetes, y lo que viene en inglés viene tan pequeño que no logro leerlo. Por ese motivo he acabado comprando un enjuague bucal de limón asqueroso, unos chicles que no saben a nada y un paquete de bizcochos que caduca mañana. 
Cuando ha finalizado mi estupenda compra, he vuelto a casa para buscar a Gabriel, a ver si me llevaba a la biblioteca otra vez (ya que yo no tengo coche, lo tengo que alquilar, aunque no sé cuándo). Yo suponía que Gabriel seguiría durmiendo, pero Dorin me ha dicho que esta mañana se ha ido sobre las ocho a Brasov, la capital del distrito. Dice que ha ido a visitarla, porque aún no la conocía, y porque tenía que arreglar algunos asuntos. ¡Sin mi! ¡Le dije que quería ir a verla! No me puedo creer que no haya esperado a que me levantase. Dijimos que iríamos el martes o el miércoles, pero veo que ha decidido ir solo. ¿Se puede saber que le pasa? Que asco de tío...
He ido a comer a un bar cercano a la casa, y he pedido al azar, tampoco entendía nada. No me ha gustado lo que he pedido, pero me lo he comido porque estaba muerta de hambre. Sigo enfadada con Gabriel, y esto no se me pasa... Se va a enterar...

domingo, 16 de marzo de 2014

Prostie vechi!

Hola, aquí Abril otra vez. Bueno, estamos en Marzo... vale, ya paro.
Llevo solo varios días aquí y ya se me están pegando los chistes de Dorin y sus  ''Numele tau este amuzant!'', que según Gabriel significa que mi nombre es gracioso. 
Estos últimos días he estado muy ocupada, nunca pensé que irse de viaje diera tanto trabajo.
Ayer días fui con Gabriel a la biblioteca de Fundata, otra ciudad de la comarca. Tuvimos que coger el autobús, y aunque solo hay 20 kilómetros, se me hizo eterno. Intenta leer algún cartel de la carretera, pero eso sólo me frustraba más. No entiendo nada, ¿cómo voy a estar aquí sin entender ni una palabra? Por lo menos Gabriel entiende algo. Por cierto, según me dijo, su madre era española. Menos mal, así no echaré tanto de menos mi país. También me ha estado contando que cuando tenía 8 años vino de vacaciones con sus padres aquí. Y me dijo que se chocó contra un árbol, se hizo una cicatriz y le dijo a sus amigos que le había mordido un vampiro. Dios, que chaval, con él no te aburres, siempre está haciendo bromas y tonterías.
En la biblioteca estuvimos mirando textos sobre el castillo de Bran. Me quedé impresionada con las fotos. Parece... ¿mágico? O puede que fuera el filtro de la cámara lo que era mágico. Después de pasar toda la mañana allí, decidimos volver a la casa. Cuando llegamos, ya había llegado el otro hijo de la familia. Se llama Mircea, y es pálido, aunque no tanto como la hermana. Es alto, y su cara me recuerda a alguien. Tiene los ojos claros y a veces se queda mirándome fijamente sin pestañear. Yo me limito a sonreirle educadamente. 
Hoy Yanessis me llevó por el pueblo. No sé porqué, pero se me ocurrió que sería una buena idea hablar con la gente, para saber que opinaban sobre todo el tema de los vampiros. 
La mayoría de la gente, me miraba, negaba con la cabeza y se iba. Sólo un grupito de viejas (las típicas cotillas de los pueblos) quiso hablar conmigo. Me contaron que había gente rara que se reunía a veces en el castillo, y que nadie sabía que hacían dentro. Cuando lo conté en la cena, Dorin dijo algo como: Prostie vechi! Por la cara que puso, creo que no le caen muy bien sus vecinas.
Esta tarde he estado hablando con mi madre. Cada vez que le hablo de la familia, se echa a reir. Dice que con lo peculiar que soy yo, no le extraña que me haya tocado esa familia. Vale, gracias mamá, yo también te quiero. Después llamé a Helena, y me pasó lo mismo. ¿A todo el mundo le parece gracioso? Ella me estuvo contando como es Londres. Dice que llueve mucho, y que cuando sale el sol, baila mentalmente. Tan Helena como la recordaba.
Ahora estoy acostada en mi cama, con mi vasito de leche al lado, como cuando era pequeña. Aunque de pequeña no me pegaba unos sustos de muerte cuando iba a la cocina, como el que me acabo de pegar gracias a la pequeña Anastasia. 
Mañana Mircea se ha ofrecido a acompañarme a visitar el castillo. Decir que soy un saco de nervios ahora mismo, se quedaría corto. A saber que pasa mañana.

domingo, 9 de marzo de 2014

El vuelo de Berlín a Bran estuvo bien. Con estuvo bien quiero decir que no tuve que drogarme para estar tanto tiempo sentada sin moverme en el avión y que la familia con tres o cuatro niños chillones estaba cinco asientos mas atrás no a mi lado. La verdad es que no me puedo quejar.

Cuando llegué al aeropuerto me encontré a mi familia (menos mal que la madre había tenido dos dedos de frente y se le había ocurrido que nos mandasemos fotos, porque si no a ver como les iba a reconocer). La madre, Yanessis, me sonrió y me dio un abrazo que casi me parte tres costillas. El padre, Dorin,que era alto y rubio, con una mandíbula cuadrada, llevaba una camisa de cuadros. Cogió mi maleta y mi mochila y se las echó al hombro. Dijo Ce o fată bună!, que en rumano viene a ser algo así como ¡Qué buena moza! (y decía mi profesor del instituto que el traductor google no servía). Cuando llegamos a la casa (muy bonita por cierto, ya subire fotos y os cuento) me encontré a la niña pequeña,Anastasia,  que era muy mona y tal y cual, toda repeinada y con un vestido de florecitas muy mono. Aunque estoy segura de que si la encuentro a las tres de la mañana, en camisón y con el pelo revuelto, me cago viva (perdón por la expresión). Estoy nerviosa, porque parece ser que la familia tiene otro hijo, que llegará mañana del internado. Esperemos que sea más normalito que la pequeñina. Subí las escaleras, me instalé en la habitación que habían preparado para mí, y de repente, mientras estaba de rodillas en el suelo intentando coger mi peine de debajo de la cama (he sido un poco bruta porque la cremallera del necesér estaba un poquitín atascada) oí un carraspeo. Levanté la cabeza, me dí contra la cama y me quedé mirando al chaval alto y moreno que estaba apoyado en el quicio de la puerta. Madre del amor hermoso. No me salían las palabras. Con mucho esfuerzo acerté a decir: ¿Eres el hermano mayor de Anastasia? El chico me miró con sus ojazos verdes y me dijo: ¿Acaso me ves pinta de rumano? Creo que sería mas fácil de creer que fuese hermano del perro antes que de la niña. No nos parecemos en nada -debió de ver mi cara de estúpida, porque suavizó el tono y me dijo- Soy Gabriel, el otro estudiante de erasmus. 
He estado media hora hablando con él, contándome su vida en Italia, y yo la mía, hasta que se ha aburrido. Así de simple, se ha levantado, me ha dicho adiós con la mano y ha bajado a la planta de abajo. Luego he escuchado la puerta de la calle. Necesitaría un momento de autismo el chico, yo que sé.

No he podido escribir en toda la semana porque, para mi desgracia, en la casa en la que me quedo no hay internet. Creo que hay un café con wifi gratis a dos manzanas, en el barrio de al lado, pero me ha dado mucha pereza ir. Pensé en ir preguntando por la calle, pero si casi no entiendo el inglés de Yanessis, dudo que vaya a enterarme de algo con el acento que tienen aquí. Al final Gabriel ha hecho no se qué cosa con mi teléfono y estoy conectada a la wifi de su móvil. Qué majo el italiano, oye.

jueves, 27 de febrero de 2014

A volar

Hoy ha sido un día de locos. Es lo primero que quiero comunicar. 
Mi madre me llevó al aeropuerto, y ella, Fer (su nuevo novio) y Helena me ayudaron a facturar la maleta y me despidieron. Helena se va mañana a Londres, y estaba muy emocionada. Justo lo contrario que yo. Me pregunto cómo podemos ser mejores amigas. Una vez abandoné a mi madre, comenzaron los temblores en las manos. No los podía controlar, así que no traté de hacerlo, y llegué como un flan a la sala de embarque. Nunca había visto a tanta gente distinta junta. 

Mi vuelo era pequeño y muy peculiar. En la sala de embarque, al fondo había una mujer de bonitos ojos verdes y perfiladas cejas. Supuse que era modelo. A su derecha había un hombre calvo de aspecto descuidado, con una mochila marrón que parecía apunto de romperse. Después había pequeños grupos de gente sentada en círculos y charlando: familias pijas, una pareja rubia de aspecto extraviado; una choni de primera con media barriga descubierta, acompañada de dos chicas más; y una abuela con su nieto. Me senté al lado de la abuela, quien no pareció percatarse de mi presencia, porque estaba demasiado concentrada en su nieto. Saqué un libro para leer, y justo cuando iba a empezar un nuevo capítulo, una chica de voz aguda nos pidió que formáramos una fila para entrar en el avión. Por supuesto, fui la última. 

En el avión me tocó ir entre la modelo y el padre de la familia de los pijos. El vuelo hasta Berlín, donde pasaría una noche para poder coger mi avión a Bucarest, la mañana siguiente. El viaje se me hizo un poco pesado, pero no me dio vértigo volar ni nada de lo que pensaba. Tan sólo se me taponaron los oídos al despegue, y el padre me dio un chicle de fresa, con un envoltorio de corazoncitos. Tal para cual. En el avión nos dieron el almuerzo. La modelo pidió un sandwich vegetal y una botella de agua; y el padre no quiso almorzar. Yo pedí un sandwich mixto y un café de vainilla, pero no tenían café de vainilla, así que me conformé con una cocacola. No sé por qué se quejan de la comida de los aviones, tampoco está tan mala. Una vez terminado el almuerzo, retomé mi lectura, y me olvidé de que estaba en un avión. Entonces me entró un poco de nostalgia, que fue aumentando hasta que, cuando entré en el hotel de Berlín, me harté de llorar. Creo que no hace falta dar más detalles. 

Ahora estoy sentada en la habitación, y me he perdido el desayuno del hotel porque me he levantado a las doce. He terminado de recoger mi maleta y mis cosas, y supongo que tendré que ir a comprarme algo para comer antes de que salga el avión. A ver si me pasa algo interesante en el supermercado (con suerte, entenderé lo que estoy comprando)(No sé alemán jejeje). Ahora recuerdo el último consejo de mi madre: diviértete. 
Intentaré hacerle caso. 

martes, 25 de febrero de 2014

Café con vainilla.

   Hoy ha sido un día... insustancial, como diría Helena. No he hecho gran cosa. Esta mañana me levanté y mientras me tomaba un café con vainilla (espero que en Rumanía tengan vainilla, por que yo sin ella no soy persona), miré más fotos del pueblo donde me quedaré.
Se llama Bran, y no es muy grande. Parece el típico pueblo de cuento. Tiene un castillo en una pequeña montaña que hay al lado, y, según cuentan, allí vive una familia de vampiros. Lo que me faltaba, tener que convivir con chupasangres. También he hablado con la familia con la que me quedaré. Parecen buena gente. La mujer me recuerda a mi madre, es muy cariñosa. La típica mujer mayor con mofletes gorditos y mirada soñadora. El hombre me recuerda al cazador de Caperucita, no me preguntéis por qué. Y tienen una niña pequeña, de unos 10 años, rubia y pálida. Prototipo de vampiro, de esas que dan miedo. Nos hemos estado enviando fotos y me han contado que también va a haber otro chico en la casa. Tengo curiosidad de saber quién es, espero que no sea el típico que después de ver Crepúsculo se le va la olla y de verdad se cree que existen. Vamos, como Helena pero en masculino.
Por la tarde, fui a casa de mi madre a por la maleta. Al final me había comprado una maleta preciosa, de un color azul grisáceo. No es nada llamativa, justo lo que quería. También me preocupaba que no me cabieran las cosas para tantos meses fuera, pero es bastante grande. Sabía que sería buena idea dejar las cosas de viajes a mi madre. Después llegó su nuevo novio, y yo me fui a mi casa, no quería molestar.
Y ahora estoy aquí, escribiendo. No se, de pronto me han entrado ganas de viajar. Supongo que cuando me duerma con mi pijama calentito, se me pasará.

domingo, 16 de febrero de 2014

Días grises.

La verdad es que ya se me ha ido el subidón. Hoy es uno de esos días que más odio. Para empezar es domingo. Ese es el principal motivo. El segundo es que ayer prácticamente no dormí. Sí, ese es un motivo importante. Mejor empiezo explicando por qué. 
Ayer me llevé toda la mañana leyendo sobre Transilvania, cultura, lugares que visitar...En fin, cada cosa que veo, peor. No, no estoy preparada para viajar. Nunca he viajado, y lo cierto es que lo más apropiado para tu primer viaje no es irte sola a Transilvania. 
Por la tarde fui a mirar maletas, para pasar el rato. No pensaba comprarme ninguna. Miré un montón de maletas. No sabía que había tantos tipos: millones de gamas de colores chillones repartidos por una tiendecita del centro. Cada maleta que miraba me gustaba menos. Fui a otra tienda: una de segunda mano, en la que suelo comprar tonterías. Al fondo de la tienda había unas cuantas maletas, un poco viejas, pero aprovechables. Lo que más me gustó fue que eran muy discretas: todas grises. Perfectas para mí. Pero, sin embargo, no me compré ninguna. 
Cuando volví a casa, llamé a mi madre, y se lo expliqué todo. Ella se ofreció a venir conmigo a comprarme una maleta. Le dije que si podía comprarla ella sola. Sé de sobra que suena súper egoísta, pero es que no quiero ir a comprarla. Después de llamar a mi madre, me tiré el resto de la tarde leyendo. Cené más bien poco, y me fui a la cama. Y ahí viene la cuestión: no me pude dormir hasta bien entrada la noche, y me desperté varias veces por las pesadillas. No me acuerdo con qué soñé, pero fue horrible. 
Esta mañana he recogido un poco la casa, y he visto la tele. Ni siquiera me he cambiado, sigo en pijama. Yo no quiero abandonar España. No quiero irme de mi casa, no ver a mis amigos, ni a mi familia. No quiero no poder desayunar en el café que hay debajo de mi casa, ni no poder reírme de las cosas tan estúpidas que venden en algunas tiendas. Quiero seguir leyendo libros en la biblioteca, y soñar con sacarme el carnet de conducir en la escuela que hay cerca de la Facultad. Todo esto está aquí, y...  ¿quién sabe que desaparecerá cuando me vaya? ¿Qué me perderé? Sigo mirando el cielo, con nubes grises que se mueven demasiado deprisa. 
Ni siquiera sé para qué me apunté. Fue un error, lo sé. Pero mi madre siempre dice que de los errores se aprende. Espero que tenga razón. 

miércoles, 12 de febrero de 2014

La listas del Erasmus.

Ayer me levanté temprano para ir a la Universidad. En estos años he aprendido que no puedes llegar con el tiempo justo, y menos si es para ver las listas de clase o las notas de Selectividad. Entré en el ascensor y le di unas diez veces al botón de la tercera planta, y el ascensor ni se movió. Hasta que se me ocurrió la brillante idea de levantar la vista, y me encontré con un cartelito en el que ponía "ascensor estropeado, usar escaleras". Subí corriendo lo más deprisa que pude, pasé por el primer pasillo y giré a la izquierda, y me encontré a una docena de personas delante del corcho. Genial. Me había levantado tres cuartos de hora antes para nada, y todo esto por querer subir en ascensor.

Esperé un poco a que la gente se fuera apartando, y me lancé como una loca a buscar donde me había tocado ir. Lago, Lago, Lago... ¡aquí está! Ah, no, ahí pone Lugo -busqué mi apellido en la lista de Tenesse, después en la de California, en la de Londes y hasta en la de Irlanda, y mira que no la había apuntado siquiera como opción. Terminé de leer todas las listas. ¡Es imposible que no me hayan incluido! -pensé. De repente ví una lista, debajo de las listas y los horarios. Y en esa lista me encontré. En la parte de arriba ponía Transilvania. No me lo podía creer.

Fui corriendo al despacho de mi antiguo profesor, que era el encargado de organizar las becas Erasmus, para que me diese una explicación de por qué me había tocado ir a Transilvania. Antes de que al pobre hombre le diese tiempo a responder, pasó el decano de la Universidad, que me reprochó que las becas estaban hechas para estudiar y para aprender nuevas culturas, no para irse de fiesta, y que aunque hubiese sido la quinta opción que puse tenía mucha suerte, y que me podían retirar la beca... Me disculpé y me fui andando a paso ligero a casa. Tenía que salir de allí. Iba a pasar mucho tiempo fuera, y encima en una ciudad lejana (porque Rumania está bastante lejos) que no conocía para nada. Poco a poco he ido asimilando que el viaje no va a ser lo que yo esperaba, pero no voy a perder la esperanza, por lo menos no todavía. Esperemos que todo salga bien.

Esta tarde he estado hablando con Helena. Está super contenta porque le ha tocado ir a Londres. Se ha pasado todo el día buscando fotos de la residencia en la que va a vivir, buscando la previsión del tiempo, y creo que hasta tiene una lista con los mejores restaurantes y tiendas cercanas al piso. Se ha reído cuando le he dicho que yo voy a visitar a mis amigos los vampiros de Transilvania, y hemos acabado las dos riéndonos y rodando por el suelo. Lo mejor es una buena amiga y lo demás son tonterías.

lunes, 10 de febrero de 2014

Hola, soy Abril Lago, estudiante de la Facultad de Antropología de la Universidad de Madrid. Después de intentar crear dos blogs de recetas de Cupcakes y otro del viaje de fin de curso que hicimos en primero de bachillerato, este es el primero que puede considerarse un blog, o eso espero. Voy a intentar escribir mucho todos los días, a ver cómo me va. 
Mañana ponen las listas del Erasmus. Al principio no quería ir (no he viajado mucho a lo largo de mi vida, apenas salía de Galicia), pero mi amiga Helena me ha convencido. Tiene muchas ganas de ir a Tennessee, porque han dicho que es uno de los destinos. A saber qué mas hay... La verdad es que no sé a donde me gustaría ir, pero estaría bien ir a Londres, o por supuesto a Los Angeles, o a California,ya que todas mi amigas han ido y se lo han pasado genial. Normal, todo el día en la playa, bronceadas, han venido con un morenito...