lunes, 31 de marzo de 2014

Pepito Grillo.

Ahora mismo estoy sentada en mi cama, luchando contra el sueño. Y cuando digo luchando, me refiero a pegándome pellizcos cada vez que cierro los ojos. Pero quería escribir algo, ya que llevo muchos días sin hacerlo y después se me acumula todo.
El viernes empecé las clases en Brasov. Una parte del Erasmus se basa en que aprendamos como dan las clases en otros países, y la verdad es que es muy interesante. El primer día dieron las clases en rumano así que imaginaros como fue todo. Pero hoy las han dado en inglés y he podido tomar muchos apuntes. Según parece, existen muchos mitos sobre vampiros, y ya no solo sobre ellos, sino también sobre sectas que les imitan. Mmm, interesante.
Gabriel se ha vuelto un poco más normal. El viernes pasó de mí en las clases, pero después de estar todo el fin de semana paseando por el pueblo solo, hoy me ha hablado normal. Se ve que Pepito Grillo le ha ayudado mucho.
nnnnnnnnnnnnnnnnnnn creo que me estoy durmiendo, y el brazo lo tengo dormido, así que ya lo dejo.
Os dejo unas fotos de la Universidad, donde, por cierto, me pareció ver a el chaval del castillo de Bran siguiendome...




jueves, 27 de marzo de 2014

¡Por fin en el castillo!

Gabriel ha estado de lo más raro, y sigo sin saber que he hecho. Y digo 'ha estado' porque el lunes cogió sus cosas y se largó a Brasov. Ha alquilado un piso (bueno, sus padres, porque el no trabaja. Supongo que sus padres son ricos), y va a estar allí hasta el sábado. ¡Ni siquiera sé por qué se ha ido! Solo se despidió con un gesto mientras bajaba las escaleras y dijo: volveré el sábado. ¿No se suponía que éramos amigos? ¿O que nos hablábamos al menos? Dios, creo que necesito algo para relajarme. 
Bueno, la verdad es que desde el domingo han pasado cosas interesantes. 
Ya hay internet en la casa (a Dorin le han subido el sueldo en la tienda), por lo que no tengo que ir más al café. Además, ayer volví a ir al Castillo de Bran, esta vez con guía y sin Mircea y ocurrió un incidente extraño: un chico me estuvo observando. No en plan siniestro (había un montón de gente), sino con curiosidad. Creo que es porque hablo inglés o porque no soy de allí (en todo el grupo solo había dos personas que no hablaban rumano: un polaco y yo). Aquí os dejo algunas fotos del castillo: 


domingo, 23 de marzo de 2014

Una semana de descanso

Esta semana he estado un poco desconectada del mundo. Dorin me ha conseguido arreglar el ordenador, pero hasta hoy ni lo he encendido. He tenido tiempo para ir a la biblioteca del pueblo, y me he llevado prestados varios libros, todos de personajes famosos (aunque no precisamente para bien) de Rumania, como Isabel Báthory o Vlad Tepes, así para tener algo de cultura general. También he estado paseando por Bran y haciéndole fotos a algunas casas típicas interesantes. 



 
Cuando Gabriel volvió de Brasov, me saludó con normalidad, como si no me hubiese dejado plantada, así que en vez de echarle la bronca (un monólogo que había estado repitiendo mentalmente media hora) y montarle el numerito, me callé la boca. La verdad es que no me viene bien enemistarme con la única persona que sabe español de la casa. Me hubiese gustado ir por ahí con Mircea, que es un guía estupendo, pero esta todo el día con sus amigos (vamos, lo normal) y no quiero parecerle una pesada al pobre chaval.También he estado jugando a la pelota con Anastasia, en un campo de volleyball improvisado que hemos hecho en el jardín. Me he tenido que subir a a un árbol e ir trepando hasta arriba para recuperar la pelota, ya que con mis habilidades deportivas, la había embarcado. La niña me miró con esos ojos que tiene, me entró un escalofrío y me encaramé al árbol lo más rápido que pude. La verdad es que no he hecho otra cosa más productiva en estos días, sin contar el hecho de estar en la cama de miércoles a viernes por culpa de los bizcochitos caducados.

martes, 18 de marzo de 2014

¡No compréis enjuague bucal de limón!

Hoy me he levantado pensando en que mi día iba a ser malo, y tengo la sensación de que va a peor. 
El lunes fui con Mircea al Castillo de Bran, y, definitivamente, fue impresionante. No he visto muchos castillos en mi vida, pero creo que este es el mejor: está en lo alto de una colina, todo rodeado de verde, y muy cuidado. Parece mágico, y brilla con la luz. Hemos visto y fotografiado los alrededores pero, cuando íbamos a entrar en una de las salas reformadas del castillo, un joven le dijo a Mircea que no podíamos entrar porque no teníamos guía. Parecía enfadado cuando lo dijo (aunque no entendí nada), y Mircea se enfadó aún más, así que, con el escándalo que montaron entre los dos, apareció más gente y nos dijeron que nos marcháramos. ¡Vaya lío! Mircea me ha prometido ir otra vez con guía, o al menos eso he creído entender. No sé qué clase de inglés le enseñarán en la escuela...
En resumen: no pude sacar nada interesante que añadir a mi tesis, salvo que el castillo era alucinante. 
Como decía, mi día no podía ser más malo. Después de desayunar, he intentado encender el ordenador, pero no sé que le pasa que no se enciende, y lo dejé toda la noche cargando. Dorin dice que lo va a intentar arreglar, aunque no me fío mucho de él. Como no podía trabajar, decidí ir al súper a comprar tonterías. El problema es que no entiendo nada de lo que pone en los paquetes, y lo que viene en inglés viene tan pequeño que no logro leerlo. Por ese motivo he acabado comprando un enjuague bucal de limón asqueroso, unos chicles que no saben a nada y un paquete de bizcochos que caduca mañana. 
Cuando ha finalizado mi estupenda compra, he vuelto a casa para buscar a Gabriel, a ver si me llevaba a la biblioteca otra vez (ya que yo no tengo coche, lo tengo que alquilar, aunque no sé cuándo). Yo suponía que Gabriel seguiría durmiendo, pero Dorin me ha dicho que esta mañana se ha ido sobre las ocho a Brasov, la capital del distrito. Dice que ha ido a visitarla, porque aún no la conocía, y porque tenía que arreglar algunos asuntos. ¡Sin mi! ¡Le dije que quería ir a verla! No me puedo creer que no haya esperado a que me levantase. Dijimos que iríamos el martes o el miércoles, pero veo que ha decidido ir solo. ¿Se puede saber que le pasa? Que asco de tío...
He ido a comer a un bar cercano a la casa, y he pedido al azar, tampoco entendía nada. No me ha gustado lo que he pedido, pero me lo he comido porque estaba muerta de hambre. Sigo enfadada con Gabriel, y esto no se me pasa... Se va a enterar...

domingo, 16 de marzo de 2014

Prostie vechi!

Hola, aquí Abril otra vez. Bueno, estamos en Marzo... vale, ya paro.
Llevo solo varios días aquí y ya se me están pegando los chistes de Dorin y sus  ''Numele tau este amuzant!'', que según Gabriel significa que mi nombre es gracioso. 
Estos últimos días he estado muy ocupada, nunca pensé que irse de viaje diera tanto trabajo.
Ayer días fui con Gabriel a la biblioteca de Fundata, otra ciudad de la comarca. Tuvimos que coger el autobús, y aunque solo hay 20 kilómetros, se me hizo eterno. Intenta leer algún cartel de la carretera, pero eso sólo me frustraba más. No entiendo nada, ¿cómo voy a estar aquí sin entender ni una palabra? Por lo menos Gabriel entiende algo. Por cierto, según me dijo, su madre era española. Menos mal, así no echaré tanto de menos mi país. También me ha estado contando que cuando tenía 8 años vino de vacaciones con sus padres aquí. Y me dijo que se chocó contra un árbol, se hizo una cicatriz y le dijo a sus amigos que le había mordido un vampiro. Dios, que chaval, con él no te aburres, siempre está haciendo bromas y tonterías.
En la biblioteca estuvimos mirando textos sobre el castillo de Bran. Me quedé impresionada con las fotos. Parece... ¿mágico? O puede que fuera el filtro de la cámara lo que era mágico. Después de pasar toda la mañana allí, decidimos volver a la casa. Cuando llegamos, ya había llegado el otro hijo de la familia. Se llama Mircea, y es pálido, aunque no tanto como la hermana. Es alto, y su cara me recuerda a alguien. Tiene los ojos claros y a veces se queda mirándome fijamente sin pestañear. Yo me limito a sonreirle educadamente. 
Hoy Yanessis me llevó por el pueblo. No sé porqué, pero se me ocurrió que sería una buena idea hablar con la gente, para saber que opinaban sobre todo el tema de los vampiros. 
La mayoría de la gente, me miraba, negaba con la cabeza y se iba. Sólo un grupito de viejas (las típicas cotillas de los pueblos) quiso hablar conmigo. Me contaron que había gente rara que se reunía a veces en el castillo, y que nadie sabía que hacían dentro. Cuando lo conté en la cena, Dorin dijo algo como: Prostie vechi! Por la cara que puso, creo que no le caen muy bien sus vecinas.
Esta tarde he estado hablando con mi madre. Cada vez que le hablo de la familia, se echa a reir. Dice que con lo peculiar que soy yo, no le extraña que me haya tocado esa familia. Vale, gracias mamá, yo también te quiero. Después llamé a Helena, y me pasó lo mismo. ¿A todo el mundo le parece gracioso? Ella me estuvo contando como es Londres. Dice que llueve mucho, y que cuando sale el sol, baila mentalmente. Tan Helena como la recordaba.
Ahora estoy acostada en mi cama, con mi vasito de leche al lado, como cuando era pequeña. Aunque de pequeña no me pegaba unos sustos de muerte cuando iba a la cocina, como el que me acabo de pegar gracias a la pequeña Anastasia. 
Mañana Mircea se ha ofrecido a acompañarme a visitar el castillo. Decir que soy un saco de nervios ahora mismo, se quedaría corto. A saber que pasa mañana.

domingo, 9 de marzo de 2014

El vuelo de Berlín a Bran estuvo bien. Con estuvo bien quiero decir que no tuve que drogarme para estar tanto tiempo sentada sin moverme en el avión y que la familia con tres o cuatro niños chillones estaba cinco asientos mas atrás no a mi lado. La verdad es que no me puedo quejar.

Cuando llegué al aeropuerto me encontré a mi familia (menos mal que la madre había tenido dos dedos de frente y se le había ocurrido que nos mandasemos fotos, porque si no a ver como les iba a reconocer). La madre, Yanessis, me sonrió y me dio un abrazo que casi me parte tres costillas. El padre, Dorin,que era alto y rubio, con una mandíbula cuadrada, llevaba una camisa de cuadros. Cogió mi maleta y mi mochila y se las echó al hombro. Dijo Ce o fată bună!, que en rumano viene a ser algo así como ¡Qué buena moza! (y decía mi profesor del instituto que el traductor google no servía). Cuando llegamos a la casa (muy bonita por cierto, ya subire fotos y os cuento) me encontré a la niña pequeña,Anastasia,  que era muy mona y tal y cual, toda repeinada y con un vestido de florecitas muy mono. Aunque estoy segura de que si la encuentro a las tres de la mañana, en camisón y con el pelo revuelto, me cago viva (perdón por la expresión). Estoy nerviosa, porque parece ser que la familia tiene otro hijo, que llegará mañana del internado. Esperemos que sea más normalito que la pequeñina. Subí las escaleras, me instalé en la habitación que habían preparado para mí, y de repente, mientras estaba de rodillas en el suelo intentando coger mi peine de debajo de la cama (he sido un poco bruta porque la cremallera del necesér estaba un poquitín atascada) oí un carraspeo. Levanté la cabeza, me dí contra la cama y me quedé mirando al chaval alto y moreno que estaba apoyado en el quicio de la puerta. Madre del amor hermoso. No me salían las palabras. Con mucho esfuerzo acerté a decir: ¿Eres el hermano mayor de Anastasia? El chico me miró con sus ojazos verdes y me dijo: ¿Acaso me ves pinta de rumano? Creo que sería mas fácil de creer que fuese hermano del perro antes que de la niña. No nos parecemos en nada -debió de ver mi cara de estúpida, porque suavizó el tono y me dijo- Soy Gabriel, el otro estudiante de erasmus. 
He estado media hora hablando con él, contándome su vida en Italia, y yo la mía, hasta que se ha aburrido. Así de simple, se ha levantado, me ha dicho adiós con la mano y ha bajado a la planta de abajo. Luego he escuchado la puerta de la calle. Necesitaría un momento de autismo el chico, yo que sé.

No he podido escribir en toda la semana porque, para mi desgracia, en la casa en la que me quedo no hay internet. Creo que hay un café con wifi gratis a dos manzanas, en el barrio de al lado, pero me ha dado mucha pereza ir. Pensé en ir preguntando por la calle, pero si casi no entiendo el inglés de Yanessis, dudo que vaya a enterarme de algo con el acento que tienen aquí. Al final Gabriel ha hecho no se qué cosa con mi teléfono y estoy conectada a la wifi de su móvil. Qué majo el italiano, oye.